Dieta en cápsulas
Soy una de esas personas que le va mirando la composición a todo.
Bueno, en realidad no solo la composición. Las recomendaciones de uso, las instrucciones, los datos del fabricante, y como tenga el día tonto cualquier pequeña letra impresa.
La verdad es que no tengo ni idea de cuántas veces habré leído las etiquetas de un champú, a sabiendas de que al final el pelo me lo lavaré del mismo modo que llevo lavándolo toda la vida.
Ni tan siquiera es algo que se reduzca a aquellos productos que pienso comprarme. Supongo que es, simplemente, una curiosidad un tanto tontorrona.
El otro día me llamaron la atención unas cajitas coloridas que estaban al lado de las infusiones, ilustradas con una esbeltísima figura femenina que se cubría lo imprescindible para que pudiesemos observar (desear y envidiar) su perfecta delgadez.
La idea es que las compremos, claro, pero como a mí las capsulitas en general me dan como cosilla (y salvo prescripción médica las evito como si fuesen el demonio) me conformo con curiosear y leer el etiquetado de arriba a abajo.
Cojo primero una que dice vientre plano plus, porque me hace mucha gracia lo del plus; suena como si una pudiese tener una tripa lisa como una tabla de planchar pero de lo más normalita, vamos, nada del otro jueves, y luego estuviesen los que son lo más de lo más y tienen un vientre plano, pero además plus.
Pues resulta que el ingrediente principal de este producto es una serie de fermentos lácticos como los que se encuentran en el yogur.
Tanto es así que dicen en un artículo publicado en la revista Ambient de la Universitat Politècnica de Catalunya (en el que desmienten cualquier efectividad adelgazante de este producto) que con estas pastillas podríamos hacer yogur casero.
Asi que al fin y al cabo los beneficios que este producto pueda reportar son los mismos que cualquier alimento fermentado: principalmente facilitar la digestión y el tránsito intestinal. Pero lo que es grasa no vamos a perder ni un gramo.
Si una está hinchada debido a estreñimiento o gases, un producto como este podría tener algo de utilidad, pero pensándolo un poco parece que será preferible tomarse regularmente un yogur o chucrut, que tienen un valor nutricional mucho más elevado y en las cantidades apropiadas un efecto análogo.
En fin, le doy una oportunidad a otra cajita de cápsulas que reza devoragras, obviamente para hacerme pensar que devora las grasas que se encuentran tan persistentemente almacenadas en mi cuerpo serrano.
No tengo ni que buscar la composición, porque ya me publicitan claramente en la caja las virtudes del extracto de Camelia Sinensis, que tal y como lo componen parece ser la panacea.
Claro que se olvidan de mencionar que eso en realidad quiere decir té…
Así que en lugar de estas píldoras timadoras, yo me seguiré tomando un par de tacitas de té al día, que además bien calentito ahora en invierno sienta a gloria.
Por la mañana, me tienta un té negro hecho en leche. O quizás un té verde si me apetece algo más ligero.
Por la tarde mejor un té rojo, porque al contener menor cantidad de teína no dificultará mi sueño.
¿No suena más apetecible?
Y de las infusiones dietéticas ya ni hablo, porque al final no dejan de ser los mismos tés e infusiones de siempre pero en cajas más bonitas (y más caros, claro).
A veces se molestan en por lo menos ponerlos en proporciones originales de ingredientes con efectos análogos, digo yo que para que parezcan mejores, pero al final orgánicamente no puede haber una diferencia notable.
No sé si la composición de los productos análogos en otras marcas es similar, pero me inclino por temer que sí.
A veces somos como niños pequeños, se nos engatusa con cualquier cosa, pero a poco que lo pensemos está claro que la solución no pasa por estas supuestas ayudas nutricionales sino por comer como es debido y dejarnos de paparruchas.
Moi bo