Dieta blanda

Esto de los virus es lo que tiene. Que los pilla primero el peque y la mitad de las veces cae alguno de los padres también.
La lotería gastrointestinal me ha tocado a mí esta vez, así que me he cuidado de ponerme un poquito a dieta, pero dieta de las de régimen (bastante) restrictivo.
Y, claro, eso me ha puesto el menú semanal patas arriba. ¡Qué rabia!

A falta de una entrada con una receta al uso, he recopilado algunas ideas e información con respecto a la dieta llamada «blanda» que se hace típicamente tras un caso de diarrea.

Cortar la diarrea

A la mínima que comentas que tienes diarrea hay mucha gente bien intencionada que te sugiere mil y un métodos (naturales o con medicamentos) para «cortarla».
El problema con esta filosofía es que la diarrea no es una enfermedad en sí. Es un síntoma (molesto pero un síntoma al fin y al cabo) de algo que está mal, frecuentemente una gastroenteritis (es decir, una inflamación gastrointestinal) aunque podría haber otros motivos.
Pero a menudo confundimos el síntoma con el diagnóstico, utilizando el término gastroenteritis como eufemismo para referirnos a la diarrea, y nos pensamos erróneamente que al «cortar» la diarrea ya nos hemos curado.
Y en realidad nos arriesgamos a obstaculizar nuestra propia curación, pues cuando nuestro organismo está intentando expulsar elementos nocivos de nuestro interior no es un gran plan el intentar retenerlos a toda costa.

Obviamente si nos encontramos con una diarrea muy importante o persistente debemos acudir a nuestro médico.
Él será el que podrá valorar si en nuestro caso hay algún riesgo (de, por ejemplo, deshidratación) y decidir si es conveniente recetarnos un medicamento o sugerirnos un remedio que impida que el proceso diarreico
El médico. Que es el que sabe. No ningún blog o web por conocidos que sean, ni vecinos o amigos por mucha confianza que les tengamos.

Hidratación

Obviamente, aunque no nos encontremos en una situación que requiera tratamiento médico hemos de cuidarnos un poco, para evitar complicaciones.
Con la diarrea perdemos gran cantidad de líquido, así que la prioridad es mantenerse bien hidratado.
Y para hidratarse lo mejor es el agua. Agua potable corriente y moliente.
En cantidades suficientes teniendo en cuenta lo que estamos perdiendo, que no es lo mismo ir al baño cada 5 minutos que cada 5 horas. Así que cuanto más perdemos más hemos de beber, para compensar.

Si no nos apetece tomar tanta agua, si queremos variar de vez en cuando, podemos alternarla con alguna infusión suave (a mí me gusta la menta) sin azucarar ni edulcorar de forma alguna.
O con un poco de caldo casero, asegurándonos de que esté bien desgrasado.

Otro clásico es el agua de arroz, que es ni más ni menos que el agua de cocer arroz.
Para que sea más práctico puedes utilizar una proporción más alta de lo normal de agua.

Calentamos 6 tazas de agua en una cazuela con tapa. En cuanto empiece a hervir cocemos 1 taza de arroz en ella.
Cuando el arroz esté cocido, escurrimos y reservamos. Podremos comer el arroz después, cuando empecemos a aceptar sólidos, y mientras tanto iremos bebiendo el agua de arroz.

Si toleramos alimentos lo cierto es que es probable que con eso sea suficiente, pero si no los toleramos además de reponer líquidos nos deberían preocupar los minerales que estamos perdiendo.
Para ello podemos adquirir suero de rehidratación oral en nuestra farmacia. Estas mezclas tienen una proporción de sales y de azúcares apropiada para una absorción correcta en caso de pérdida de líquidos por diarrea, por lo que es la opción más recomendable para este propósito.

En los últimos años se ha extendido el mito de que las bebidas isotónicas (tipo Aquarius) son una alternativa adecuada al suero, pues llevan también sales minerales y azúcares.
Pero la proporción es diferente ya que están destinadas a ser consumidas en situaciones de desgaste deportivo (con mucha sudoración) y por lo tanto su composición no tiene nada que ver con lo que estamos perdiendo en caso de diarrea.

Dieta blanda

Hace algún tiempo solía sugerirse que era recomendable el mantenerse en ayunas durante un determinado periodo de tiempo, pero hoy en día se cree que en realidad lo mejor es comenzar una dieta blanda en cuanto se toleren los alimentos.
Si estás en una fase en la que bocado que comes bocado que vomitas, pues casi mejor que lo tomes con calma. De hecho, en esos casos uno ni apetito tiene.
Pero si puedes y quieres comer, ¿por qué no vas a hacerlo?

Eso sí, lo recomendable es seguir una dieta blanda, es decir, basada en alimentos de fácil digestión.

Hace poco vi una muy recomendable infografía en el blog Mi dieta cojea del nutricionista Aitor Sánchez, realizada en colaboración con Lucía Martínez de Dime que comes y basada en un artículo de esta misma.
Así que la comparto, porque creo que estos profesionales tienen una información mucho más fiable que la que se puede recopilar en general en internet.
(Pinchad en la imagen para ampliar.)

Resumiendo: Que se pueden comer muchas más cosas que solo el clásico arroz cocido.

Cualquier otro cereal refinado puede ser una alternativa al arroz (pasta, pan blanco, etc.) aunque a mí me sigue gustando el arroz porque aprovecho para beberme su agua, jeje.
También verduras cocidas, que pueden cocerse al mismo tiempo (p.ej. arroz con zanahorias). Se pueden preparar también purés de verduras, que resultan muy apetecibles y ayudan a variar.

Carnes blancas y pescado blanco, preparados sin grasa a ser posible (cocido, al horno, a la plancha) y también huevos (una tortilla francesa, por ejemplo) para un aporte de proteínas.

Y de postre, fruta cocinada (por ejemplo, manzana asada o en compota) o un yogur natural. Sin añadirles azúcar, claro.

Paso a la dieta normal

La dieta blanda, salvo prescripción médica, no debería mantenerse durante mucho tiempo.
Al cabo de dos o tres días debemos empezar a a introducir otros alimentos y ver si los toleramos o no.
Y, por supuesto, si hay algún problema acudir a nuestro médico.

Es que al final, todo se reduce a eso. Si nos encontramos realmente mal, preguntar al profesional.



Deja un comentario