Caldeirada de congrio

La caldeirada es uno de esos típicos platos gallegos de la costa, de esos con los que nos relamemos los bigotes cual gato los que somos un poco más de interior cuando vamos a zonas con mar, con esos pescados fresquisimos a los que no hace falta hacerles nada para que estén deliciosos.

El nombre se refiere a que todo va al mismo caldero: pescado, patatas, guisantes, todo se cuece en la misma cazuela. Así, sin complicaciones.
De hecho no es infrecuente ver esas que llaman simplemente caldeiradas de pescado, en las que van incluso trocitos variados de distintos pescados, perfecto para aprovechar los que nos vaya quedando.
Vamos, que es una receta todoterreno.

Es un plato que asocio principalmente con dos pescados: el congrio y la raya.
¿Que por qué? Pues ni idea, oye, será que son los que más me gustan preparados de esta manera, o porque son pescados para los que no se me ocurren muchas otras formas de preparación, o por la fuerza de la costumbre.
Pero, vamos, que si lo hacemos con otro pescado que nos guste, como por ejemplo merluza, también quedará genial, seguro.

Ingredientes (para 2)

  • 400g congrio abierto
  • 1/2 cebolla
  • 2 patatas
  • 90g guisantes
  • 3 dientes de ajo
  • 1 hoja de laurel
  • 1 cucharada sopera pimentón dulce
  • aceite, sal

Preparación

Pelamos la cebolla y la cortamos en gajos grandes.
Pelamos las patatas y las troceamos en pedazos de tamaño bocado.

Calentamos una cazuela amplia con agua, la salamos ligeramente y cocemos en ella la cebolla y las patatas con la hoja de laurel durante unos 10 minutos.

Mientras tanto, limpiamos bien nuestro trozo de congrio.
Es recomendable que compremos rodajas del abierto (es decir, del torso del congrio, donde queda una abertura al quitar la espina central) porque la cola tiene muchísimas más espinas.
Lo salamos a nuestro gusto.
Añadimos el congrio y los guisantes a la cazuela y cocemos unos 5 minutos más.

Cuando el pescado esté casi listo, pelamos los dientes de ajo y los cortamos a la mitad.
Los freímos en una sartén con aceite de oliva hasta que empiecen a dorarse ligeramente, pero sin dejar que se doren mucho.
Entonces retiramos la sartén del fuego, agregamos el pimentón y removemos con energía para que se mezcle bien sin quemarse.

Escurrimos el contenido de la cazuela y lo mezclamos con la ajada.
Servimos inmediatamente.



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